jueves, 16 de septiembre de 2010

Pienso, luego existo...

Miro levemente al pasado y miles de pensamientos invaden mi cabeza, me saturan provocándome jaqueca... sin embargo, sigo pensando... es inevitable, es involuntario.

Pensar, pensar... eso es lo que hago la mayoría del tiempo, además de que esto me lleva a diferentes cosas, como por ejemplo, reflexionar, crear, acertar o fallar, etc...
Tomando en cuenta el tiempo invertido, desperdiciado y planeado, considero que aún no estoy lista para abrirme paso en el mundo por mí misma. De pronto siento miedo, otras veces es todo lo contrario, púes tiendo a querer apresurarme a lo desconocido para descubrirlo y conquistarlo.

Hablemos de errores, en mi opinión, creo que no he cometido los suficientes en mi vida, es decir, esos yerros que a fin de cuentas son los que te colman de una experiencia enriquecedora.
En mi entorno hay personas que no conozco, que simplemente están allí y que al contacto de convivencia algunas son interesantes debido a que la mayoría son imitaciones de fascinantes personalidades, que incitan mi envidia y que me llevan a desear ser y actuar del mismo modo, pero... al final todos son iguales, y aburre cometer los mismos errores, errores que ni siquiera emanan de mí. En sí, es como vivir otras vidas y en ningún momento la propia; que desgastante, que insípido, que patético.
Los únicos, bueno... es decir, los que son totalmente originales son los que hacen la diferencia dentro del ámbito de la mediocridad...
... "ser ordinario, es lo peor que se puede ser...", es una frase que escuche en una película y creo que hasta cierto punto, apoyo tal oración, púes no falta quien pasa de lo extraordinario a lo ridículo sólo por desear no ser "uno más del montón...", otra frase que en sí, es breve, pero que refleja lo mismo que la primera.

No sé sí en mí haya algo especial, algo que nadie más posee y que me hace original y deseable al mundo, aún así, estoy orgullosa de ser quien soy, aunque... aún hay mucho por mejorar.